PUNO

Congresistas por Puno[editar]

  • 2011-2016
    • Emiliano Apaza Condori (GANA PERÚ)
    • Rubén Condori Cusi (GANA PERÚ)
    • Mariano Eutropio Portugal Catacora (PERÚ POSIBLE)
    • Claudia Faustina Coari Mamani (GANA PERÚ)
    • Francisco Ccama Layme (FUERZA 2011)

Municipios provinciales[editar]

  • 2015-2018
  1. Puno: Lic. Iván Joel Flores Quispe
  2. Azángaro: Ing. Isidro Solórzano Pinaya
  3. Carabaya: Econ. Edward Rodríguez Mendoza.
  4. Chucuito: Abog. Juan Carlos Aquino Condori
  5. El Collao: Ing. Santos Apaza Cardenas
  6. Huancané: Abog. Efraín Vilca Callata
  7. Lampa: Ing. Clever Huaynacho Hañari
  8. Melgar: Ing.Víctor Jesús Huallpa Quispe
  9. Moho: Ing. Uriel Arcángel Condori Yujra
  10. Sandia: Sr. Miguel Quispe Tipo
  11. San Antonio de Putina: Lic. Serapio Sucasaire Sucasaire
  12. San Román: Lic. Waldo Marín Quiro
  13. Yunguyo: Ing. Leonardo Fabio Concori Pilco

HISTORIA DE PUNO
Escribe: Los Andes | Nacional - 04 nov 2015
347 años han pasado desde que miles de puneños, merced a la orden del virrey Pedro Antonio Fernández de Castro, Conde de Lemos, se trasladaron hasta la ciudad donde hoy vivimos, luego de la destrucción de San Luis de Alba, que estaba en la cima de Laykakota (a 5km de Puno). Repasemos, ahora, cómo ocurrió todo aquello.
Seguramente Gaspar Salcedo, durante el resto de su vida, no dejó de pensar un solo momento en la suerte de su hermano y de los más de 42 indios que murieron aquel 16 de octubre de 1668, por orden del virrey Pedro Antonio Fernández de Castro, Conde de Lemos, quien además de ello, mandó arrasar toda la ciudad de San Luis de Alba, que entonces estaba ubicada en la cima de Laykakota.
Y es que la cabeza de José Salcedo, ese día, fue expuesta en la Plaza Pública de Concepción (la actual Plaza de Armas de Puno), como muestra de lo que les pasaría a aquellos que renegaran de la corona española y del Papa e, incluso, tuvieran la osadía de rebelarse.
El mismo virrey, unos meses después, sobre el suceso, escribió: “Hice derribar la población de Laicacota, sin embargo, de constar de más de 2,000 casas, por haberse fabricado contra las Ordenanzas sobre el cerro rico y bocas de las minas, de que resultaron los daños que se han experimentado y mandé hacer la población media legua del asiento, distribuyendo solares a los vecinos con que biene a quedar aquella población como la villa de Potosí”.
Esta carta, fechada el 27 de diciembre de 1668, ofrece luces sobre el traslado de los pobladores de San Luis de Alba hasta la actual ciudad de Puno, en donde hoy todos nos desenvolvemos; y deja notar, además, que no hubo fundación alguna a través de ningún documento.
EL INICIO“La ruidosa sublevación de los mineros de Laiccaccota y su sangrienta pacificación, dieron nombradía al Conde de Lemos, y le atribuyeron la fundación de la Villa, que más tarde había de ostentar el título de la muy noble y heroica ciudad de Puno”, escribió el maestro José Antonio Encinas al respecto, en un ensayo histórico sobre nuestra ciudad.
Y era verdad. El virrey Pedro Antonio Fernández de Castro, con la represión y la destrucción de San Luis de Alba, adquirió renombre entre los altos mandos de la corona española en el Virreinato del Perú, así como entre los indios que poblaban todo el territorio peruano.
Todo comenzó, para él, con la muerte de su antecesor, el virrey Diego de Benavides y de la Cueva, el 19 de marzo de 1666. Entonces, desde España, el Rey Carlos II le dio la venia para que conduzca las riendas del Perú; así, tras los papeleos pertinentes, llegó a nuestra patria el 9 de noviembre de 1667.
En ese entonces, en el país, y particularmente en Puno, dos bandos de mineros se enfrascaban en sendas disputas. Como principal dirigente estaba don Felipe Corrales, señor de las propiedades cercanas a la ciudad, propietario de las principales minas en nuestra región, acompañado de más de mil personas (mineros de Puno, Potosí, y el norte de Chile).
Informado de ello, el nuevo virrey decidió intervenir personalmente y poner un orden definitivo. De esta manera, descubrió la existencia de las minas de Laykakota, que en ese momento eran regentadas por los hermanos Salcedo (José era el dueño), quienes financiaban y eran partícipes de las intensas disputas que se habían recrudecido entre andaluces y vascongados.
LOS HERMANOS SALCEDOLos valiosos documentos encontrados en el archivo del Consejo de Indias de Sevilla descubren la trágica historia de estos dos hermanos andaluces, uno de los cuales terminó ejecutado por decisión del Virrey Pedro Fernández de Castro, Conde de Lemos, luego de una nefasta revuelta en Laykakota.
Todo comienza cuando uno de ellos, José Salcedo, conoce, se enamora y finalmente se casa con Malika, nieta de la princesa Kusi Qoyllur y del general Ollanta. Ella le revela a José, instigada por el amor que le tenía, la ubicación de las ricas vetas de las minas de Laykakota, en 1657.
Es entonces que ambos, José y Gaspar, mandan construir el centro minero hispánico San Luis de Alba. El rico asentamiento minero les procuraría riquezas impensables a los hermanos. Tantas, que llegaron a convertirse en los hombres más adinerados del virreinato, llegando a poseer una fortuna de 24 millones de pesos fuertes (la moneda de la época).
No obstante, según se dice, su ambición por ganar posiciones sociales y políticas, así como su menosprecio por las personas que se consideraban importantes, originó el recrudecimiento de la tradicional rivalidad entre andaluces y vascongados, que se acentuó en la rebelión indígena de la Paz, en 1661.
Muchos años después, el 3 de agosto de 1668, llegó a San Luis de Alba, como se dijo anteriormente, el virrey Pedro Antonio Fernández de Castro, para solucionar los problemas. Cosa que hizo, según se dice, sin disparar una sola bala.
Luego, el 12 de octubre de 1668, los hermanos Salcedo fueron sentenciados, sus bienes embargados y dictada la destrucción de la ciudad. De esta forma, más de tres mil hogares fueron incendiados, el terreno de la ciudad fue asolado (echándole sal) y más de cien personas fueron ejecutadas, mientras que otras dos mil fugaron.
FUNDACIÓN DE PUNO“La vida de Puno, en la historia política del Perú, debe comenzar a contarse (…) desde la visita del Conde de Lemos, pues ninguna importancia tuvo anteriormente y sus hechos se han perdido en las sombras de la historia. Su fundación se debe, como dice Castelnau, a la vecindad de numerosas minas cuya explotación fue floreciente”, escribió Emilio Romero, hace mucho, en “Monografía del Departamento de Puno”.
Así, ya sea fundación, declaración, establecimiento, instalación, traslación, erección de la ciudad de Puno, nació como ciudad española en el año de 1668, según apuntan los estudiosos, el 4 de noviembre, con una misa solemne celebrada en la capilla de la Inmaculada Concepción, al pie de la imagen del Señor de la Agonía o Cristo de la Bala.



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